Picasso y el Guernica: El rostro de la barbarie


Con motivo de cumplirse los 25 años de la llegada a España del Guernica de Picasso (1981, seis años después de la muerte del dictador), varias instituciones madrileñas han organizado exposiciones del gran maestro de la pintura moderna y gran defensor de la República.

Historia del cuadro

Apenas transcurridos dos meses de la rebelión militar y del comienzo de la guerra civil española, Pablo Picasso, con cincuenta y cuatro años de edad, en la cumbre de la madurez artística y del éxito, es nombrado director honorífico del Museo del Prado por el gobierno de la República, que poco después, en enero de 1937, le encarga pintar un gran mural para el pabellón español de la Exposición Internacional de París. Tras recibir la noticia del bombardeo de la villa de Guernica, Picasso, en el transcurso de sesenta días, pinta un cuadro, monocromo y de grandes dimensiones (3,5 x 7,77 metros), que llegará a ser mundialmente conocido: el Guernica.

Una vez terminado, el cuadro es instalado en el lugar previsto del pabellón español de la Exposición Internacional de París, donde será multitudinariamente visitado. Tras la clausura de la exposición, Picasso recoge sus esculturas y el Guernica y los guarda a la espera de que la normalización de la situación en España permita su entrega a su real propietario, el pueblo español. A partir de ese momento, el cuadro y los dibujos preparatorios inician un periplo que lo irán convirtiendo en la pintura más famosa del siglo XX. Al principio, el cuadro es utilizado como arma política, instrumento de propaganda antifascista y medio para recaudar fondos para los refugiados españoles, pero muy pronto, a finales de 1939, empieza a ser considerado como una de las obras capitales del siglo.

En 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, Picasso decide dejar la obra en depósito en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York hasta que se restablezcan las libertades públicas en España. Desde 1958, debido al mal estado del lienzo a causa de sus constantes traslados, el cuadro no volverá a viajar y permanecerá en el MoMA hasta que, en 1981, seis años después de la muerte de Franco y restablecida ya la democracia, el pueblo español, después de una larga espera, recupera por fin el Guernica y el legado que lo acompaña.

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