Ken Loach: “Hemos vuelto al modelo de explotación del siglo 19”
El director inglés denuncia en su última película ‘It´s a free world’ (En un mundo libre), como el sistema neoliberal convierte a una trabajadora inglesa con contrato basura en una empresaria explotadora de inmigrantes sin papeles.
MADRID
Sus amigos y colaboradores lo consideran el último socialista que queda en Gran Bretaña. Y no se equivocan. Ken Loach a sus 71 años mantiene su coherencia creativa y un cine social de denuncia que definitivamente lo acompañará hasta la tumba.
Desde la épica ‘Tierra y Libertad’, que se sumerge en las brigadas internacionales anarquistas de la guerra civil española, pasando por ‘Riff Raff’ con su sensible relato de los desempleados durante el gobierno de Margaret Thatcher, sin dejar de mencionar la brutal imagen de la lucha política entre hermanos en ‘El viento que agita la cebada’, el cine de Loach siempre tiende a dejar un mensaje de izquierda que golpea al espectador más escéptico.
Ahora el director inglés vuelve a la pantalla grande junto a su inseparable guionista Paul Laverty con el filme ‘It´s a free world’ (Es un mundo libre), un grito que intenta dar cuenta al espectador sobre las miserias que la explotación genera en el mercado laboral y las condiciones de esclavitud que sufren los trabajadores inmigrantes en los países ricos de la Europa occidental.
“Toda esta idea del trabajador como persona aislada, individual, sin ninguna organización y donde unos deciden quien trabaja, quien no, ha vuelto desde el siglo 19. Antes no había sindicatos y hoy también se ha destruido el poder de los sindicatos. En el Reino Unido los trabajadores están vagando por la calle esperando a ver lo que va a pasar. Y este proyecto lo inició Margaret Thatcher cuando subió al poder en el 79. Esto es el capitalismo, lo que se llama el milagro anglosajón”.
‘It´s a free world’ cuenta la vida de Angie, una mujer guapa y madre soltera, que es acosada sexualmente en sus innumerables trabajos basuras y que se va transformándose en una empresaria agresiva y competidora, sin moral ni ética cuando el fin es ganar dinero.
“Angie empieza siendo correcta, legal, pero se da cuenta que para ganar realmente dinero, tiene que empezar a cobrar a los trabajadores impuestos que luego no paga al Gobierno y a cobrarles alojamientos mucho más caros. Incluso le proponen contratar ilegales sin papeles que son el colectivo más débil de la estructura y no se pueden quejar. Esto existe, esto es la realidad, existe y lo vivimos en muchas situaciones”, señaló el realizador en la presentación del filme en Madrid.
Por su parte, su compañero Paul Laverty comentó que mirar desde el explotador es una forma de mostrar este nuevo régimen de trabajo que “no sólo afecta a los inmigrantes sino también a gente como Angie, que debe lidiar con el sistema que le oprime”.
En su nueva obra, Ken Loach no sólo quiso mostrarnos las cloacas del sistema económico imperante sino también lanza una crítica a los gobiernos de la Unión Europea por sus políticas de la inmigración y el trato que le da a quienes buscan una oportunidad para prosperar.
“Hay una dicotomía hipócrita porque les damos la bienvenida ya que son mano de obra barata, lo cual nos vienen bien a todos. Pero luego los queremos expulsar por ser extranjeros. Es importante que luchemos para darles igualdad de derechos a todos los trabajadores. Debemos denunciar el sistema actual que no permite que les otorguemos los mismos derechos laborales a nivel de sanidad, de seguridad, de sueldo a la gente que abandona a sus familias para ganar dinero en Europa”, manifestó.
En tanto, si bien su último film contiene un claro manifiesto político, el creador no pretende mostrarse como una opción para sus compatriotas. Sin embargo, los llama a movilizarse.
“La política no es para mí. Pero sí existe un vacío político en mi país y en las democracias occidentales porque todos los partidos políticos defienden el comercio, el capitalismo, el negocio explotador, las privatizaciones y apoyan la política exterior de EE.UU. Sin embargo, nadie se ocupa de esas masas de gente explotadas ni a quienes defienden el medio ambiente. Son gente vulnerable que no tiene una voz política. En Inglaterra tenemos tres partidos principales y todos son capitalistas. Falta un partido político que le de voz a los desprotegidos”.
En los tiempos que corren, donde el séptimo arte se ha vuelto muy comercial y ha perdido su carácter artístico y de denuncia, Ken Loach puede considerársele un ‘Quijote’. Sin embargo, el no se siente aislado.
“En el panorama europeo del cine social tengo muchos amigos y hay otros cineastas en Europa que están haciendo un cine muy interesante como los hermanos Darden en Bégica. Ahora, estuve viendo el Festival de Berlín y en la cobertura no se hablaba nada más que de Madonna, de Rollings Stones, de Martin Scorsese, que es un muy buen director pero se le pone relación a los Rollings. Así se cubre todas estas cosas. ¿Pero que estamos haciendo? La responsabilidad de los medios de comunicación que cubren el cine es mostrar lo que es realmente el cine y si el Festival de Berlín lo reducimos ha hablar de estrellas Pop Star es un insulto a todos estos cineastas que han ido a este hermoso festival a presentar sus películas”, concluyó.
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