ONU determinó que Israel uso bombas de racimo en Líbano

Amnistía Internacional ha pedido a Israel que, en aras de posibilitar su eliminación y de prevenir más lesiones a civiles, facilite de forma inmediata mapas de las zonas bombardeadas de Líbano en los que ha utilizado bombas de racimo durante el reciente conflicto.

A la vez que publicó nuevos testimonios de las víctimas de bombas de racimo sin estallar, la organización pidió asimismo a Israel que prestara su cooperación a una investigación exhaustiva e imparcial al uso de dichas municiones en el reciente conflicto.

Dicha petición se hizo tras un informe de Naciones Unidas manifestando que el 90 por cien de las agresiones israelíes con bombas de racimo ocurrieron en las últimas 72 horas del conflicto cuando estaba a la vista un alto el fuego. El Centro de Coordinación de Acción contra las Minas de Naciones Unidas ha identificado hasta ahora unos 400 zonas de impacto de bombas que están contaminados con hasta 100.000 pequeñas bombas sin estallar.

Los delegados de Amnistía Internacional en Líbano han encontrado muchas bombas de racimo sin estallar en los pueblos y, en algunos casos, dentro de las casas.

"El uso de bombas de racimo en lugares habitados es una clara violación de la prohibición de ataques indiscriminados y por lo tanto constituye una violación grave del derecho internacional humanitario”, manifestó Kate Gilmore, secretaria general adjunta ejecutiva de Amnistía Internacional. "Resulta ultrajante que a pesar de los requerimientos oficiales de parte de Naciones Unidas, Israel no haya facilitado aún los mapas correspondientes a las zonas que fueron objetivos de sus bombas de racimo, lo que pone en peligro las vidas de civiles, y en particular menores, en Líbano."

Las armas de racimo se esparcen por una amplia superficie en forma de pequeñas bombas, muchos de las cuales no estallan con el impacto inicial. Por lo tanto siguen siendo letales para la población civil.

"Las bombas de racimo son de hecho minas antipersonales. Su uso generalizado en Líbano por parte del ejército israelí ya se está cobrando cientos de miles de víctimas entre los hombres, mujeres, niños y niñas que vuelven a sus casas. Estados Unidos, el principal suministrador de armas a Israel y a otros países, no debe proporcionar este tipo de munición y debe comprometerse a una moratoria mundial sobre su uso", declaró Kate Gilmore.

Una misión de investigación de Amnistía Internacional que se encuentra actualmente en Líbano se ha entrevistado con algunas de las víctimas de bombas de racimo sin estallar entre los cientos de miles de civiles que vuelven a sus casas en el sur de Líbano.

Abbas Yusef Shibli de seis años, contó a los delegados de Amnistía Internacional cómo una bomba de racimo estalló mientras intentaba recogerla en el pueblo de Blida el pasado 26 de agosto. Desde su cama en el hospital, Abbas explicó que jugaba con tres amigos cuando intentó recoger lo que parecía un ‘frasco de perfume’. Abbas sufrió una ruptura del colon y de la vesícula biliar, una perforación pulmonar y una lesión en el nervio medial, y hasta ahora ha sido sometido a dos transfusiones de sangre. Los tres niños que jugaban con él también resultaron heridos, pero fueron dados de baja tras dos días en el hospital.

En la habitación contigua, Mahmud Yaqub, un pastor de 38 años, yacía con su pierna escayolada tras haber pisado una bomba de racimo. Mahmud explicó que perdió cuatro de sus 21 cabras durante los ataques israelíes porque no conseguían llegar al abrevadero. Rara vez durante el conflicto logró sacarlas y ahora, desde el alto el fuego, las bombas de racimo están esparcidos por las laderas donde pastaban normalmente.

En otro hospital, Amnistía Internacional visitó a Hassan Hussein Hamadi de 13 años que sigue en coma tras una intervención quirúrgica. Su familia contó que el pasado 27 de agosto jugaba con sus cinco hermanos en el jardín delante de su casa en el pueblo de Deir al-Qanun al sur de Tiro cuando recogió una bomba racimo tipo bote que luego se le estalló, dejándole con sólo el dedo meñique de la mano derecha, y con lesiones graves en el hombro y el abdomen.

Hussein Qaduh, de 19 años, estudiante de contabilidad en el Instituto Técnico Islámico de Beirut, sostuvo lesiones graves debido a una bomba de racimo el pasado 28 de agosto en el pueblo de Soultaniye en el sur de Líbano mientras paseaba por un camino al lado del campo de fútbol. Cuando los delegados de Amnistía Internacional visitaron la zona el día siguiente, encontraron bombas de racimo sin estallar esparcidas por los alrededores, algunas de ellas a pocos centímetros del camino donde aún se veía las manchas de sangre. Hussein tuvo que someterse a una cirugía extensiva debido a hemorragias del intestino e hígado, además de otra hemorragia cerebral que no se logró contener con dicha cirugía. Su pronóstico médico es muy grave.

Amnistía Internacional reiteró que el uso por parte de Israel de bombas de racimo subraya la necesidad de una investigación inmediata y exhaustiva de la ONU sobre esta y otros abusos graves del derecho internacional humanitario cometidos tanto por Israel como por Hezbolá durante este conflicto.

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