Laurent Cantet: “La cultura nace en la calle y eso deben entenderlo los franceses”


El director de ‘Entre les murs’ (La clase), la película ganadora de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, habló en Madrid sobre la complejidad de la sociedad francesa contemporánea, que se enfrenta a un nuevo escenario multicultural.

Prensa EuroLatina

Una clase del Instituto Françoise-Dolto en el distrito XX de París es el mundo globalizado encerrado en cuatro paredes y donde el eje de la democracia occidental intenta educar a sus próximos ciudadanos.

Esa misma clase en el Instituto Françoise-Dolto de París es también el plató del filme ‘Entre les murs’, la última ganadora del Festival de Cannes. Una cinta inspirada en el libro de François Begaudeau que retrata a un profesor, interpretado en la pantalla por el propio autor del texto, que se enfrenta a un grupo de escolares procedentes del multicultural distrito XX parisino y que lucha por mantener el entusiasmo por la educación en ellos.

Temas como inmigración, la falta de sentimiento de pertenencia a un país y los problemas del sistema educativo, se mezclan en ‘Entre les murs’ y donde el director de ‘Recursos Humanos’ y ‘El empleo del tiempo’, revela que “nunca se ha dado la importancia suficiente a ese momento de la vida humana que es el colegio”.

Por su parte, el filme ha sido catalogado por muchos críticos franceses como un documental de gran realismo con excelentes actuaciones de los alumnos, sus padres y profesores quienes no son profesionales, salvo Begaudeau. “Entiendo que al principio el filme se tomara como un documental, queríamos que fuera así. Pero llegado un punto, la película empieza a subrayar a ciertos personajes y a tomar una narrativa distinta a la de un documental”, argumentó el director.

‘La clase’, nombre con el que se estrenó en España, según el realizador no tiene intenciones pedagógicas, sino más bien quiere mirar de un modo crítico a la sociedad francesa, ”que hace difícil la integración a los recién llegados”.

Sin duda, tras los disturbios en la periferia de la capital más chic del mundo, la imagen de una Francia racista y contradictoria salió a flote ya que la integración de los inmigrantes con hijos franceses a los conceptos de igualdad, fraternidad y libertad demostró ser completamente nula en los hechos.

El laureado cineasta Laurent Cantet respondió las interrogantes sobre ‘Entre les murs’ .

¿Cuánto hay de improvisación y de guión estructurado en ‘Entre les murs’?
-Es muy difícil de cuantificar porque hay elementos desde luego muy improvisados, muy libres, y hay elementos muy concretos que yo pedí a los alumnos y al profesor que introdujeran adentro de esa improvisación.

¿Los talleres de actuación que generó para los alumnos ayudaron a la improvisación?
-No sé muy bien qué nació en esos talleres. Estos talleres se dieron para probar frases concretas del guión, también probamos otras, vimos si funcionaban, y por eso ya no se sabe muy bien donde esta la improvisación real y donde la actuación real. Debo dejar claro, también, que en esos talleres yo no los convertí en actores, desde el primer momento fueron tan creíbles como los vemos en la película. Pero lo que sí generamos durante el año de trabajo fue una enorme confianza entre los chicos y la producción, y los alumnos fueron muy generosos y se entregaron completamente al trabajo.

¿Cómo se consiguió la naturalidad de los alumnos, los padres y profesores?
-Creo que es proporcional a la cantidad de tiempo que estuvimos juntos. También fue importante la implicación de todos los participantes, y que entendieron que a mí me interesaban sus experiencias y me interesaba que expresaran sus sentimientos.

¿Qué le atrajo más del libro de François Begaudeau?

-Empecé a escribir el guión antes de los disturbios en la periferia de París, y antes de leer el libro de François porque me interesa mucho mostrar, enseñar este microcosmos, este mundo entre cuatro paredes. Luego leí el libro de Francois y me sorprendió enormemente las coincidencias entre lo que yo había escrito y el libro. Me gustaba el lado documental porque me aportaba una información desde el interior, y coincidimos con François porque queríamos mostrar el mundo desde adentro, no desde afuera. Del libro también me gustó mucho el personaje del profesor, el hombre que se arriesga, que se atreve a poner entredicho la enseñanza, que se atreve a cometer errores, que no se limita a decir sólo la verdad. Por eso quise que François encarnara el papel del profesor.

Laurent, ¿los niños nos cuentan su verdadera vida o actúan?
-Es verdad que la película es muy realista en lo que respecta al funcionamiento de un colegio en un barrio de París donde todo está muy mezclado entre razas. Está claro que hemos recreado la realidad y a partir de ahí cada personaje ha reflexionado sobre su vida, ha descubierto elementos sobre sí mismo y lo ha aportado a la película. Lo que debe quedar claro es que cada uno tiene un personaje aunque puede haber un caso donde el personaje se parece mucho a un alumno. En otros casos, el alumno recrea a otro personaje diferente a su personalidad como es el caso de Suleman o del chico asiático Way.

El difícil reto de la Francia de Rosseau

¿Qué tan fracasada se encuentra la primera generación proveniente de las colonias de Francia?
-No, no puedo pensar que sea una generación perdida. Es imposible. Y la película lo demuestra porque los chicos tiene intereses, reaccionan incluso aunque éstas sean de posiciones contra la sociedad francesa. Y sería culpa de la sociedad si esta generación se pierde. Es responsabilidad de la sociedad que esta generación no sea una generación perdida. Además, yo creo que lo importante es aceptar la idea que nuestra sociedad evoluciona constantemente, no es algo fijo, y que cada uno debe aportar su granito de arena. Es verdad que la cultura francesa es heredera de Voltaire, de Proust, de acuerdo, pero también la cultura nace en la calle, de los jóvenes de la calle y lo diferente aporta mucho a la cultura y es hora de que lo aceptemos.

¿Cuál es su opinión sobre el sistema de educación público francés?
-Más que una crítica al sistema de educación el filme muestra las complejidades, los defectos del sistema educación francesa. Por mi parte, creo que es un sistema formidable, es un sitio integrador pero a la vez es excluyente porque aquí se define quién va a seguir estudiando y quién no. Asimismo, la realidad nunca es simple, no es blanco ni negro, y es lo que he querido mostrar en el filme ‘Entre les murs’.

¿El problema educativo es común en toda Europa?
-Iría más lejos, no sólo lo simplificaría a Europa. He presentado la película en USA, en Asia, y las preguntas no son las mismas pero siempre son universales. Por ejemplo, cómo es la relación de uno con el poder, la relación con la disciplina, qué significa pertenecer a una comunidad, qué significa la integración total. Estos temas aparecen en todos los países.

¿Cómo fue la relación con los padres que actuaron en el filme?
-Ha sido un grupo muy cohesionado que empezó en los talleres y la relación sigue fuerte hasta ahora. Esta idea de mostrar la clase como un aprendizaje de la democracia también estuvo bien porque el rodaje fue muy democrático, porque todo el mundo aportaba, porque todo el mundo se implicaba y dio algo de sí mismo. Es más, cuando terminó el rodaje no queríamos que acabara y queríamos seguir en contacto.

El tema del fútbol en el filme tiene mucha presencia, ¿por qué le da énfasis a este elemento?
-Me gustaba el tema del fútbol porque para los alumnos que pertenecen a esta generación es una forma de pertenecer a una nación que no existe entre ellos. Si bien todos los chicos del filme han nacido en el distrito 20 de París, muchos de ellos no se sienten deseados por la sociedad francesa. Entonces, ellos se empeñan en pertenecer al país de donde vienen sus padres y muchos repiten que no son franceses pero al final sólo quieren ir de vacaciones al país de origen de sus padres y no vivir en él. En definitiva, el fútbol siempre es una forma de reivindicación nacional.

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