Ari Folman: “Las guerras no son glamorosas como nos quieren mostrar los americanos”

Ari Folman bucea en el horror de la masacre de Sabra y Shatila en El Líbano realizada en 1982 por falangistas cristianos y gracias a la pasividad del ejército israelí, del que él era parte. Según el director el suceso tiene a miles de ex soldados en estrés postraumático.




Madrid

Una noche en un bar, un viejo amigo cuenta al director Ari Folman que tiene una pesadilla recurrente en la que le persiguen 26 perros. Cada noche, el mismo número de animales. Los dos hombres llegan a la conclusión de que tiene que ver con una misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano a principios de los años ochenta.
“Todo nació cuando descubrí que algunas partes de mi vida se habían borrado y al trabajar en este proyecto sufrí un grave trastorno psicológico. Descubrí cosas muy duras de mi pasado. La verdad es que hice esta película para que cuando mis hijos crezcan la vean y no participen en ninguna guerra”, señala Ari Folman, director de 'Vals con Bashir, primer documental animado de la historia.

Folman, un ex soldado que estuvo en El Líbano, explica que en Israel el servicio militar es obligatorio de tres años y luego cada año se le obliga a estar en la reserva dos semanas hasta los 50 años. Pero cuando el guionista tenía 40 años quiso dejarlo. Eso sí antes el ejército le pidió participar en un experimento con siquiatras de la institución. “Hice ocho sesiones con un psicoanalista y hablé de mis tres años del servicio militar y me di cuenta que tras de 20 años era la primera vez que hablaba de este tema, de mi experiencia militar en El Líbano. Luego empecé a hablar con amigos, compañeros, con parientes y nadie hablaba de esta guerra, que no era heroica, no tenía glamour y no era muy popular”.

De esta manera, el israelí decidió que lo mejor era recuperar la memoria a través de la animación con “Vals con Bashir”, nombre tomado del ex líder libanés asesinado por radicales y que dio inició a toda la masacre. El documental es una mezcla de sueños subconscientes, mentes conscientes, pérdidas de memoria, pesadillas, juegos oníricos. “La animación me daba la libertad absoluta para manejar todos estos medios y hacer una película con ellos. Cosa que con imágenes reales no hubiera sido posible y hubiera sido un aburrimiento para el espectador”.

Muchos ex soldados israelíes han pasado por esta experiencia de estrés postraumática, comenta Folman. Algunos podrán vivir siempre negando su memoria aunque es posible que en cualquier momento exploten. “Para empezar a trabajar pusimos un anuncio en Internet donde decíamos que necesitábamos gente que tuviera historias sobre el Líbano. Gente que hubiera estado ahí y tuvimos respuesta de mas o menos 1.000 personas. Y luego de recibir las respuestas visualicé que muchas personas estaban esperando que alguien contara estas historias. Entonces, me decidí a escribir un guión de noventa páginas”.

A continuación, el realizador eligió 3.500 fotogramas e hizo una animación en Flash donde sólo hay un 10 % de fotograma y para dar más vida a los dibujos aplicó también animación en 3D. Si bien, el 99 % del documental es animado, Ari Folman decidió utilizar imágenes reales y muy dramáticas en ‘Vals con Bashir’ con la intención de dar más realismo a una historia muy negra de la humanidad donde 3.000 mil niños y mujeres palestinos fueron masacrados.
“Fue decisión ideológico. No quería que la gente saliera del cine diciendo: 'que buena película, que animación fantástica, que música más buena de los ochentas, que cool'. No quería esa actitud. Yo lo que quería es que la gente saliera recordando y sabiendo la masacre de miles de personas durante tres días, especialmente de mujeres y niños, totalmente inocentes. Quería que se conociera el suceso de Sabra y Shatila. Lo que espero es que por lo menos dos o tres personas salgan del cine y busquen en Google sobre estos sucesos en El Líbano”.

Ari Folman no cree en la objetividad y por supuesto, es parte de ese porcentaje de creadores que plantean que todo arte es subjetivo aunque trate de ser fiel a la verdad ya que es algo particular del realizador o del artista. “En el cine la edición termina en la subjetividad del autor. ¿adonde acaba el documental y donde empieza la ficción?No se si hay una frontera que define donde empieza una cosa y termina la otra, entre estos dos géneros. Si digo que voy a hacer un documental de un hombre que pierde la memoria y recuerdos de la guerra, me dan el financiamiento enseguida, pero la animación se considera para otras cosas”.

Fanático de Bob Dylan, dio a la música un espacio preponderante en ‘Vals con Bashir’. Max Richter, un compositor inglés fue su inspiración para generar una potente melancolía y un gran dramatismo a la acción de los dibujos. “Cuando escribí el guión solo escuché música de Max Richter. Una música que no conocía antes, melancólica, depresiva. Me puse en contacto con él y me dijo que quería participar en el proceso de creación. Luego, pedí a los 8 animadores que escucharan esta música mientras dibujaban. Contrario a lo que ocurre en una película, aquí la música influyó en la animación. En cuanto a la música de los 80's que rodea mi filme. Yo me desconecté en el 76 cuando Dylan dejó de hacer buenas canciones, sintiéndolo en el alma digo esto (risas)...Mi productora eligió la música de los 80’s. Una canción es un cover de la canción ‘Bombed Korea’ de The Cake, banda alternativa de Sacramento, y la otra es de P.I.L, ‘This is not a Love Song’”.

Éxito en Israel y Medio Oriente

Sin duda, a Folman más que sorprenderle el éxito mundial de su creación le llama la atención la gran aceptación que ha tenido en Israel pese a que la animación muestra a un ejército desencajado y perdido. Una guerra con más antihéroes que con ‘Rambos’. “A todo el espectro político le gustó la película y lo encuentro muy curioso. No lo esperaba en absoluto. Además, el gobierno protege el documental y ha sido financiado por recursos estatales. Yo creo que Israel quiere presentarse como país tolerante y el gobierno aprovechó de financiarlo y pagar su distribución para que se vea en otros países. Además, es una forma de mostrar que la matanza de Sabra y Shatila fue echa por los falangistas cristianos de El Líbano y no por el ejército israelí. Aunque sigue siendo una enorme mancha en nuestra historia. Incluso creo que Ariel Sharon, en coma actualmente, si pudiera rescribir la historia, e impedir esta expedición sin sentido que tanto defendió en su momento, lo haría”.

Es más, la distribución de ‘Vals con Bashir’ esta asegurada para todo el mundo árabe. Una noticia que alegra al cineasta israelí. “Se vio una vez en Beirut y la respuesta fue muy buena pero nos critican mucho ya que no culpamos lo suficiente al ejército israelí de la matanza de Sabra y Shatila. También se ha visto en Jordania, Marruecos y en Palestina han habido varios pases organizados por la producción francesa. Pero no creo que pueda cumplir mi sueño de estar en un pase en Beirut ... Aunque estoy contento con el resultado. Yo no creo que el cine cambia al mundo pero puede crear puentes entre las personas y los países para ayudar a la convivencia”, concluyó.

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