Jeremy Scahill: Blackwater puede tumbar a cualquier ejército del 3er mundo


Desde el antiguo Egipto, pasando por el Imperio Romano que utilizaba a los bárbaros en sus conquistas, hasta llegar a los años ochenta cuando Inglaterra contrató a los Gurkas para asolar a los soldados argentinos en Las Malvinas, los mercenarios siempre han estado ligados a las guerras de la humanidad.

En efecto los mercenarios, que luchan en un conflicto bélico para su beneficio económico y personal, se han convertido en una herramienta útil de los imperios para no manchar de sangre las manos de sus ejércitos. Pero en los tiempos que corren ha ido cambiando esa imagen que les asocia a los sicarios o asesinos a sueldo, y gracias al capitalismo y al ingenio de los norteamericanos se logró acercar este significado a un término más económico: Empresa de Seguridad.

El periodista de investigación norteamericano, Jeremy Scahill (37), que colabora con la revista ‘The Nation’ y en la cadena ‘Democracy Now’, aprovechó su trabajo como corresponsal en Irak para analizar e investigar a estos mercenarios del siglo XXI y publicó ‘Blackwater: Auge del ejército mercenario más poderoso del mundo’. Una historia no autorizada, exhaustiva y documentada, que denuncia su ilegal actuar y sus ganancias en el conflicto iraquí: 1.200 millones de dólares.

El libro desnuda al líder y presidente de la compañía, el ex Navy Seals, Erik Prince, y lo retrata como un cruzado que debe unir a los católicos conservadores, evangélicos y neocons en una ‘Guerra Santa’. ¿Qué función tiene Blackwater? Ejercer de brazo armado.

Para Scahill, Blackwater no sólo son mercenarios al uso sino que hay una agenda política y religiosa detrás de dicha fuerza privada que protege a las autoridades e inversiones norteamericanas en las calles de Irak. “Los más altos mando de Blackwater son fanáticos religiosos radicales y algunos creen que están peleando una batalla épica en Irak por la defensa de la cristiandad. Erik Prince puede ser considerado un supremacista blanco de derechas que cree que el cristianismo en una religión superior a todas y que se debe defender”, señaló el reportero de guerra en Madrid.

El salto cualitativo de Blackwater para convertirse en uno de los poderes fácticos más poderosos e influyentes del complejo militar-industrial estadounidense comenzó en el 2003 cuando el presidente Bush ordena que BW sea la guardia personal de Paul Bremen en Irak.

“Esa fue la primera acción pública de Blackwater en Irak. Un contrato de 27 millones de dólares puso muchos de los trabajos del ejército norteamericano en BW. Luego en marzo de 2004 la empresa de lobby Alexander Strategy Group (ASG) logra que Blackwater obtenga contratos de 300 millones de dólares”, explicó.

Sin embargo en 2004 el verdadero poder llega a los muchachos de Prince con la orden 17 dictada por Paul Bremen, antes de dejar su puesto, y que le otorga la inmunidad total. El edicto que beneficiaba a todas las autoridades privadas que trabajasen en Irak (no se les puede perseguir ni condenar) era aprobado al mismo tiempo que el gobierno de Bush entregaba la soberanía a los iraquíes.

“El gran negocio de Irak es la seguridad privada. Ahora mismo en Irak tenemos 630 corporaciones de seguridad pagadas por el gobierno americano... Son interesantes las funciones de Blackwater ya que permiten a George W. Bush no preocuparse si se retiran los soldados de los diferentes países que apoyaron la ocupación. Entonces contratan a estos policías privados para no tener que pedir ayuda ni mas soldados ni dar explicaciones al Congreso estadounidense”.

A partir de ahí, según Jeremy Scahill, Blackwater se convierte en una policía privada que utiliza su poder militar injustificadamente, provocando masacres civiles que han quedado impunes pese a las denuncias de las organizaciones de DD.HH.

Latinoamérica, sus bases de reclutas

La verdad es que no es desconocido que la mayoría del contingente de Blackwater se nutrió, y sigue haciéndolo, de ex militares provenientes de países que no apoyaron la invasión de Irak. En especial de Chile, México, Perú, El Salvador, etcétera.

Blackwater recluta fuerzas de diferentes status. Los mejores pagados son los comandos estadounidenses al estilo Delta Force o Navy Seals, a los cuales se les abona 650 dólares al día. También contrataron a militares colombianos pero estos se negaron a trabajar luego que sólo les ofrecieran 34 dólares al día. Incluso organizaron una huelga en la Zona Verde de Bagdad y finalmente volvieron a su país sin nada.

Chile ha sido el mayor contingente de mercenarios latinoamericanos con presencia en Irak, recibiendo 4000 dólares mensuales cada uno. Las investigaciones de Scahill cifraron en 756 los efectivos chilenos que llegaron a actuar en zonas como Kerbala o Samawa. “El contratista José M. Pizarro fue el contratista que llevó a los militares chilenos a Carolina del Norte para que se entrenasen y trabajasen en Irak. De esta manera, pasó por arriba al gobierno porque alquiló a militares instruidos”, acusó.

Si bien el periodista en su libro señala que las autoridades militares nacionales se negaron a conectar a comandos con el reclutador de mercenarios chileno –norteamericano, José Miguel Pizarro Ovalle, éste se las ingenió para publicar en la prensa nacional avisos de trabajos y alistar a ex soldados.

“El trabajo de Pizarro y de Blackwater fue una violación de la soberanía y la independencia de Chile ya que el gobierno de entonces se negó a apoyar la guerra…Asimismo, Pizarro es un acérrimo pinochetista que defiende al gobierno militar y que hizo sus contactos con los militares norteamericanos cuando era traductor en Chile”, dijo.

El reportero nacido en Chicago le dedica un capítulo a “Mike” (así gusta que le llamen a Pizarro en EE.UU) y éste durante la entrevista autodenomina su vida como “la típica historia de éxito americana”. Asimismo, le dice a Scahill que “Pinochet restauró la democracia en Chile”.

“Naciones Unidas está investigando el trabajo de José Miguel Pizarro pero él cambia mucho de nombre a su compañía. Ahora, se esta moviendo mucho por Latinoamérica y sigue muy metido en el mercado de mercenarios y en la venta de armas”, contó el profesional quien agregó otro dato. Un socio de Pizarro, y quien fuera ligado en 1989 a la muerte de estudiante y activista Marcelo Barrios, el ex marino Oscar Aspe, montó una fuerza policial privada en Honduras con Blackwater.

Por su parte, pese a que ‘Mike’ fue el gran contacto de los norteamericanos en Chile y América del Sur, Jeremy Scahill afirmó que la relación entre ambos se terminó hace unos años ya que Pizarro rompió su acuerdo de exclusividad y comenzó a trabajar con 2 empresas paralelas, Global Guards y Triple Canopy.

¿Se puede perseguir a estas empresas ilegales en América Latina?

El escritor cree que es posible detener el actuar de los mercenarios modernos. “Evo Morales es un ejemplo porque esta luchando para prohibir que trabajan mercenarios en su país como fuerzas de seguridad y no los aceptó cuando le ofrecieron a estas fuerzas para luchar contra el narcotráfico”. Aunque reconoció que es muy difícil para los países pobres enfrentarse a EE.UU ya que los pueden aplastar económicamente y arruinarlos. “Es una violación a la soberanía cuando USA dice “si no haces esto no te daremos dinero”. Es un reto muy grande para los países en vías de desarrollo luchar contra estas acciones”.

En estos momentos, a Blackwater no lo detiene nadie y son una empresa en expansión. Hace un año empezó a buscar trabajos en el área de la inteligencia militar. Por ello creó su propia CIA, la Empresa de Soluciones de Seguridad, que tiene un presupuesto de 15 millones de dólares y que puede incrementarse a 300 millones.

“Se está creando un mercado sin regulaciones de seguridad privada que es muy peligroso. Blackwater está creando su propio aparato militar y puede ser alquilado por diferentes gobiernos para dar soluciones de seguridad en sus países. Ya trabajan en Colombia con el beneplácito del presidente Álvaro Uribe. Es tal el poder militar de Blackwater que puede arrasar un gobierno o un ejército de un país pequeño, si alguien quiere contratarlos”, adelantó con una mirada apocalíptica.

Prensa ciega en EE.UU

Cuando salió ‘Blackwater: Auge del ejército mercenario más poderoso del mundo’ en el país de Thomas Jefferson nadie le dio importancia al tema y muchos medios de comunicación se sintieron sorprendidos como si la noticia fuera una novedad.

“Nadie investiga ni quiere trabajar de forma independiente en EE.UU. Casi todos los medios están controlados por los grandes consorcios mediáticos y no tenemos periodistas reales. Sólo periodistas de entretenimiento y de farándula. Estamos gastando billones de dólares en Irak y a ellos no les importa nada. Cada vez tenemos menos noticias reales en la televisión de mi país. La CNN es una red de propaganda y es muy criticada por eso. Eso sí, es la mejor de las peores pero CNN va a caer pronto ya que se esta convirtiendo más en un programa de farándula que en una agencia de noticias”, reflexionó.

En opinión de Scahill, EE.UU está viviendo un período muy oscuro y no cree que Hillary Clinton o Barack Obama sean la solución. “Los demócratas no cambiarán nada. Ninguno de los dos candidatos tiene un plan para salir de Irak. Somos un país que lleva 250 guerras de intervención e invasiones. Carecemos que cualquier tipo de movimiento contra el señor Bush… Los más culpables de esta situación son los periodistas, porque ni denuncian las matanzas de sus colegas en Irak ni denuncian lo que están haciendo los poderosos”, concluyó.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
me gustaria contactar con blckwater gracias

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