Danny Boyle: “Ningún director vuelve al espacio”


El director británico, famoso por Trainspotting, vuelve a las pantallas con Sunshine, una película de ciencia ficción al estilo de “2001, odisea del espacio”, la cual asegura, le dejó exhausto y terminó convirtiéndose la mejor película de su corta carrera.

Madrid

Danny Boyle es uno de esos directores de cine a quien le encanta jugar con los extremos. Desde los callejones de Edimburgo, pasando por la playas escondidas de Tailandia hasta llegar a las ciudades deshabitadas infestadas de zombies en Londres, siempre los personajes de este creador inglés se ven enfrentados a decisiones radicales que terminan, de una y otra manera, en una autodestrucción total dentro la historia.

“Mis películas muchas veces parece que son dinámicas de grupos que luego se desvían, se rompen. Lo único que puedo decir, es que a mí me encantan las situaciones extremas. Esto no me lo planteó nunca cuando estoy trabajando pero si lo analizo mejor, es porque me encanta chocar la belleza y la violencia. Normamente siempre hay alguien en medio, que es pillado ahí y para esa persona es un momento de gran desafío y debe enfrentarse a ese choque”, señala Boyle.

Ahora, el realizador vuelve a impresionar a la crítica con la megaproducción Sunshine. Una creación ambientada en el futuro donde el sol agoniza y la humanidad se ve expuesta a la extinción, siendo la última esperanza una nave espacial, con un dispositivo nuclear diseñado para volver a activar nuestra más potente estrella.

Boyle, nacido hace 50 años en Manchester y fanático acérrimo del equipo de su ciudad (durante la entrevista repite casi en forma demente lo bueno que es su equipo), nos cuenta que la ayuda del científico británico Bryan Cox fue elemental para darle veracidad a su última perla, Sunshine. “Realmente fue fantástico tener un experto como Bryan, que te ayuda para que todo sea correcto, en cuanto a lo efectos en el espacio, pero luego sabes que tienes que seguir adelante con el drama y olvidar toda información científica. Bryan Cox sabía que había que ser pragmático, especialmente por la gravedad artificial que hay en la nave, cosa que no es cierta en el espacio, pero que si no exisitiera este concepto cinematográfico, estaríamos todavía grabando la película”.
A medida que avanza la conversación es inevitable no preguntarle a Boyle las muchas similitudes con “2001, Una odisea del espacio”. Él reconoce que se documentó en las tres películas del género que más le han marcado: El filme de Stanley Kubrick; Solaris, de Andrei Tarkovsky; y la primera entrega de 'Alien', de Ridley Scott. ”Son obras gigantescas, son los titanes de la ciencia ficción. Entonces cuando uno hace este tipo de películas que están arriba, de vez en cuando hay que saludarles y de esta manera, es imposible alejarse de ellas en cuanto al montaje y te inspiras en ellas”.

Otra característica de Sunshine es el cosmopolitismo de la tripulación del Ícaro II, una situación rara desde el punto de vista de las películas de ciencia ficción, donde siempre los norteamericanos son los encargados del salvar al mundo. El cineasta británico declaró que su decisión de mezclar razas se debió a su creencia de que “dentro de 50 años serán las economías asiáticas quienes costearán y dirigirán la exploración e investigación espacial”, y agregó que no utilizó caras conocidas estrellas porque, normalmente, éstas no funcionan en películas sobre el espacio. “Por ejemplo, Sigourney Weaver, no era un cara conocida cuando grabó ‘Alien’. La verdad es que no quería mandar al espacio gente guapa. Es curioso que estas películas van bien para unos actores pero no para otros. En el remake de Solaris, por ejemplo, no le fue muy bien en su papel a George Clonney, pese a ser un gran actor”, plantea.

Boyle se siente excitado por el producto final de ciencia ficción que realizó en Sunshine, aunque reconoce que el tema sobre el espacio no lo tocará en mucho tiempo más ya que el trabajo fue agotador. “La verdad es que poder hacer Sunshine fue realmente un privilegio, me encantó porque las escenas fueron muy difíciles y duras de hacer. Es curioso pero ningún director vuelve al espacio, se hace una y es suficiente”.

Por su parte Alex Garland, guionista preferido y con quien Danny Boyle ya ha realizado tres filmes anteriormente (Trainspotting, 1996, The beach, 2000, y Exterminio (28 days later), 2002), le acompaña en la realización de Sunshine, que tuvo un presupuesto de 20 millones de libras. “Su trabajo fue espectacular. Estuvimos reescribiendo el guión un millón de veces hasta llegar a lo que necesitábamos. Con Garland no se aún si seguiremos trabajando. Yo quiero seguir con él en otras producciones, pero no tengo ningun acuerdo firmado”.

En tanto, el tema de la religión aparece planteada como Sol en su película, a modo de un dios que termina sofocando las mentes de los tripulantes de Ícaro II. Danny Boyle explica que “la referencia del sol en nuestra cultura, en nuestras vidas, es dios. Y me gustó la idea de confrontar a este ser poderoso y ver cómo los astronautas sienten mentalmente y psicológicamente al acercarse al Sol, a esta estrella magnífica. La verdad es que si te acercas más y más al sol, es inevitable no compararlo con dios por su fuerza creadora. Al final, el filme visualiza y lanza el interrogante de si es posible manipular al sol y si uno es capaz de enfrentarlo. Eso es algo que sienten los astranoautas mientras van acercándose al sol, si deben arriesgar o no. Es un pensamiento personal que desarrollé en la película”, revela.

Tras terminar que promocionar Sunshine, el cineasta inglés deberá abocarse a pensar su próximo proyecto, “Slum Dog Millionaire”, con guión de Simon Beaufoy, el mismo de Full Monty. La historia cuenta la verdadera vida de un niño analfabeto de barrio bajo que gana la versión hindú de “Quien Quiere Ser un Millonario” y estará situada en Bombay, India. “Empezaremos a grabar en octubre de este año. Estamos en el casting en este momento y hay muchos niños indios presentándose. Es un desafió encontrar al niño ideal pero avanzamos”.

En cuanto a la secuela de Trainspotting, ambas basadas en el libro escritor escocés Irving Welsh y que se llamará Porno, el director adelantó a La Tercera que “tenemos una idea para la secuela para II, pero tenemos un problema. Debemos esperar a que los mismos actores que trabajaron en Trainpotting tengan 40 años, que empiecen a tener calvicie, que ya no pueden tener relaciones sexuales normales, (risas), y que deben utilizar viagra para pasarlo bien. Además, hay otro problema que es que esos actores que queremos que beban, fumen, que se porten mal, y que se droguen están en los balnearios tomando sol, haciendo ejercicio, cuidando su cutis y su piel. Pero cuando la edad y el tiempo caiga para ellos nosotros vamos a llamarlos”, comentó con sarcasmo.

Finalmente, Boyle explicó que su evolución cinematográfica se basa en no repetir temas ya que es necesario mantener siempre la frescura de las ideas. Es por ello por lo que se negó a realizar la segunda parte de Exterminio porque 'Sunshine' le dejó extenuado y por ello, le dio el pase para que la dirigiera el español Juan Carlos Fresnadillo. “Soy el productor ejecutivo de Exterminio II y elegí a Frenadillo porque trae frescura a la secuela y porque tiene una potente violencia en la mente”, concluyó.

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