Albert Pla y su particular forma de ver el mundo


El cantante y actor catalán Albert Pla, se mantiene firme en los teatros españoles con el espectáculo multimedia “El malo de la película”, donde critica la especulación urbanística y a las multinacionales. De su humor sarcástico ni el Rey ni los partidos ni USA se salvan.

Madrid

El olor a hachis inunda el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Mientras me acerco al escenario se escucha a unos tramoyas hablar en catalán. Entre ellos aparece Albert Pla, quien como un obrero más ayuda en los preparativos de su nuevo espectáculo “El malo de la película”.

La tranquilidad de Pla al conversar con IC es muy distinta a la agresividad que despliega durante la actuación de su obra, donde el catalán representa a un abogado que trabaja para una corporación multinacional inmobiliaria encargada de transformar una zona rural en un polígono industrial. “La historia cuenta como un abogado va conduciendo, va pensando cosas y va viendo cosas antes de firmar el contrato de construcción con el alcalde. Así nace un argumento que se desarrolla a medida que avanza la película”, explica.

El malo de la película” más que un monólogo es un espectáculo multimedia que surgió en forma espontánea y que se aprovecha de elementos interactivos como una pantalla gigante para contar la historia de este hombre que no tiene mucha ética ni corazón. “En un principio yo quería hacer una película en casa practicando con los programas Pro-tools y Final Cut, y luego que la terminé me ofrecieron hacer un espéctaculo a partir de ella. Y pensamos, con Judith Farré; “tenemos la película vamos a adaptarla”. Todo nos fue muy fácil. Todo fue un cúmulo de casualidades. No había una idea básica de hacer un espectáculo de multimedia, ni siquiera contar una historia, no había nada. Todo nació luego a partir de la película”, reconoce Pla.

Con el libre albeldrío de sus pensamientos, el actor y su compañera de actuación, se montaron en un en coche y filmaron imágenes en una carretera cercana a sus casas. “En un primer momento no queríamos hablar de la especulación inmobiliaria, no tenía nada que ver con esto. Ibamos montando las imágenes con la música. Pero al final terminamos poniéndole un personaje, un objetivo. Pensamos que sería bueno y fácil poner que el personaje fuera un poco putilla”.

Derecho a la vivienda

El problema de la especulación inmobiliaria y la imposibilidad, por parte de los jóvenes, de acceder a una vivienda barata en España es uno de los temas que más se conversan en los bares de la península. La verdad es que la mayoría de los españoles mayores de 30 años aún se mantienen en casa de sus padres ya que su sueldo no les alcanza para pagar las cuotas de un préstamo hipotecario (200 mil euros), que muchas veces llega a 80 años plazo.

Sin embargo, las inmobiliarias y sus dueños se han vuelto cada vez más ricos. “ Yo creo que todo el mundo tiene el derecho a vivir en una casa, ¿qué piensas tú?”, me replica Pla. Le respondo que “Sí” y le planteo, entonces que el movimiento Okupa está justificado en una sociedad desarrollada que no da oportunidad de vivienda a su población más joven.

“Los okupas son lo de menos, porque son hijos niños ricos. El verdadero movimiento Okupa son los millones de inmigrantes que están llegando y que no tienen sitio para vivir, y que les dicen que vivir 30 en un piso forma parte de su cultura. Y luego vienen los políticos diciendo que les debemos enseñar a no vivir así”, responde el catalán con una risa sarcástica.

Sin duda, la inmigración le supone a Pla un dolor de cabeza, más todavía cuando sale a colación el trato denigrante que algunos españoles tienen hacia los latinoamericanos que emigran a la península. “Los españoles somos muy bordes. Muy pesados. El trato que se le da acá a los inmigrantes es malísimo. Es una gran paradoja que Felipe González antes pedía respeto a los alemanes cuando trataban mal a los españoles que iban a trabajar para allá y ahora es esa misma gente la que mira mal a los inmigrantes que llegan a España”.

Aunque el tema de la corrupción es el eje principal, hay otros que se tocan en la obra. Cómo la excelente historia musical de la colilla de cigarros, cantada al estilo Manu Chau, que va derrumbando a las dictaduras de América Latina y que intenta votar el actual régimen de George W Bush.

O la graciosa caracterización de un terrorista catalán, con camiseta del Barcelona, que le declara la lucha armada a España. O mejor aún es la contraposición entre las imágenes de la matanza de “El acorrazado de Potemsky” y la canción de Violeta Parra, “Gracias a la vida”.

Pla es una artista que le gusta jugar con los contrasentidos y que no descarta nunca tocar temas sensibles. Se ríe de los nacionalismos; “me dan igual, que la gente se sienta como quiera” y de los líderes; “en este espectáculo nos cagamos en el Rey y en su puta madre”. Y a España también le dedica su sacarsmo; “el espectáculo es en castellano y el malo de película es español”.

Pese a todo no ha sido inmune ante la censura. Su canción “Terrorista”, de “Vendegenarios”, fue prohibida por hacer apología de la violencia. “Siempre hemos tenido problemas cuando estamos en espacios que no son propios. Ya esta. Ellos hacen lo suyo y yo lo mío. Nos aspiro a nada más que a llenar un teatro y que la gente lo pase bien”, señala.

La obra, pese a que se estrenó el 3 de julio del año pasado en Barcelona y que visitó Latinoamérica (México, Argentina, Venezuela, Uruguay), no pasó por Chile porque no hubo productores interesados en montarla. “Lo intentamos. Estuvimos a punto de ir pero no dependió de nosotros”.

De su visita al país en el 2004, con el show “Matacerdos”, recuerda que fue muy divertida pero que el invierno tenía deprimido al país . “Yo he aprendido con los años que cuando viajas a un país es mejor viajar en verano que en invierno porque hace calor y eso te estimula. Pero cuando vas a una ciudad que hace mucho frío, no lo pasas tan bien. Yo fui en invierno a Chile, y estuvo muy frío. Además, en estos ambientes la gente no esta para “hostías””.

Las comentarios del espectáculo han sido buenos tanto en Bilbao, Galicia, Cataluña, como en Buenos Aires, Méxixo DF, Tijuana, y el estreno en Madrid de “El malo de la película”, el pasado 21 de febrero estuvo casi a reventar. Artistas como Bebe fueron a verle. “En Madrid siempre se me ha tratado muy bien y con mucho respeto, incluso antes que en Barcelona, y aún cantando en catalán. Es mi casa”, dijo.

De un nuevo disco, por ahora nada. Sin embargo, no lo descarta por completo.“Siempre estoy haciendo música y espero no dejar nunca de hacer discos”.

Finalmente nos ofrece una calada de porro, que desecho diciéndole “estoy trabajando”. Es la ocasión le preguntarle si esta a favor de la legalización de la marihuana. “No estoy a favor de la liberalización porque así va a hacer más difícil de encontrarla y se encarecerá”, se ríe a carcajadas.

Es Albert Pla, un artista sin terminos medios y a quien no le gusta definirse. Sabe quien es y le gusta sorprender con lo más inesperado.

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