Maras, ¡Que vienen las maras!


By Letal:
Hace un par de semanas asistí a un ciclo sobre maras en El Salvador que se llevó a cabo en Casa América y que se completó con una exposición fotográfica de la catalana Isabel Muñoz, titulada "Maras. La cultura de la violencia".

El objeto "oficial" de ambos eventos no era otro que dar a conocer a la ciudadanía española y a las autoridades el triste fenómeno de las maras que se extiende por Centroamérica y Estados Unidos. Las maras no son otra cosa que pandillas juveniles altamente violentas que surgieron tras las guerras civiles centroamericanas entre aquellos emigrantes que llegaron a Estados Unidos y tuvieron que buscar un modo de sobrevivir, ante el entorno hostil que les esperaba en el país anglosajón. Tras la firma de los acuerdos de paz, en el caso de El Salvador en 1992, Estados Unidos decidió deportar a todos los pandilleros salvadoreños que en ese momento estaban en prisión. Además de quitarse el problema, Estados Unidos consiguió que estos jóvenes desarraigados, violentos y marcados por la cárcel volviesen a un país roto por la guerra, pobre y con pocas opciones para ellos.

Y así fue como las maras se implantaron en estos países y sus actos sanguinarios siguen sembrando de horror e indignación a sus habitantes; mientras las autoridades "no encuentran" la solución a este problema de seguridad pública. Por un lado, las ong luchan por la reinserción de estos jóvenes, que en muchos casos son menores de edad, por otro lado, las autoridades policiales se obcecan en creer que la envergadura alcanzada por el fenómeno(dicen que es un fenómeno trasnacional y que está inmerso dentro del crimen organizado) no da lugar nada más que a la aplicación de la ley (una de las cuales ya derogada mandaba detener a toda persona que fuera encontrada con algún tatuaje) y la prevención.

Pues bien, bajo el "objeto oficial" de esta serie de eventos celebrados en la Casa de América, se esconde el "objeto extraoficial", que no era otro que solicitar dinero de la UE y de España para poder luchar contra las maras. Algo perfectamente justificable, pero que, en las formas, me pareció bastante poco ético.

Y es que los representantes salvadoreños, y entre ellos, José Moratalla, sacerdote español encargado de la rehabilitación de jóvenes ex pandilleros en el Pabellón Don Bosco de El Salvador, creyeron que el mejor camino para poder recibir ayuda monetaria era a través de la "amenaza" que podía suponer la llegada de las maras a España. La facilidad de entrada en España (no hace falta visa), el alto consumo de cocaína en este país y los altos precios que los jóvenes pagan por valioso polvo blanco, sería, según el sacerdote, la perita en dulce para que los mareros se decidiesen a cruzar el charco. Sin contar con las ayudas del Estado hacia los inmigrantes y el "Estado de Democracia" que, según el sacerdote, se vive en España. Ante estas afirmaciones, es evidente que el efecto llamada del que se acusó a Zapatero por su Ley de Extranjería, se convierte en un canto de sirenas.

Además de este aviso, Moratalla también advirtió que él había conocido casos de mareros que ya habían cometido homicidios en la costa levantina en enfrentamientos con otras pandillas latinas en España.

Nada más lejos de la realidad. Quien esto escribe, habló con representantes del Ministerio del Interior y con expertos sociólogos que han llevado a buen puerto la conversión de los Latin King en Asociación cultural en Cataluña, y descartaron totalmente la llegada de maras o la existencia de mareros en España. Otra cosa es que haya llegado la moda de vestirse como un marero.

Pero, ¿qué es lo que impide que las autoridades salvadoreñas no encuentren una solución a este problema? ¿qué es lo que les ha impulsado para llamar a las puertas de Europa? Durante el coloquio que siguió al debate, varias certeras voces se alzaron a preguntar... "¿No será la corrupción dentro de la policía y en las cárceles lo que hace que no puedan terminar con las maras?¿No será que la policía también está involucrada dentro del crimen organizado y de las maras?".

Como se dice en estos casos, "a palabras necias, oídos sordos". Lo importante es que su petición de ayuda se transformó en una reunión con la Agencia Española de Cooperación Internacional y con varias ongs españolas.

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